Comisiones encargadas de combatir información que en la época no se considera la verdad han existido siempre. Crecen en períodos de nuevas teorías para mejor comprender el mundo y el ser humano. Coinciden también con el desarrollo de nuevas tecnologías con poder de diseminar información, la voz que viaja, papiros, pergamino, imprenta, medios masivos de información y redes digitales.
Sócrates fue condenado a muerte por desconocer la verdad oficial respecto a los dioses griegos. “Y, sin embargo, se mueve”, título de esta columna, dijo Galileo cuando la Comisión Asesora contra la Desinformación (CAD) de la época consideró que su modelo heliocéntrico del sistema solar no se ajustaba a la verdad oficial, geocéntrica, sostenida por Claudio Ptolomeo.
A partir de 1925 se desarrolló en la URSS un modelo oficial de producción de grano, basado en T. Lysenko, que consideraba la genética un fraude. El modelo “correcto” para la agricultura derivó en la persecución de científicos disidentes y culminó en el Holomodor, muerte por hambre de 7 millones de ucranianos.
Todo régimen totalitario necesita un aparato de información y propaganda que cuide las “verdades oficiales”. El temor a este tipo de iniciativas forma parte del legado del siglo XX, en que los aparatos de persecución a los disidentes mataron a millones.
La evolución del pensamiento científico exige la posibilidad de pensar distinto, y proponer nuevas hipótesis para comprender. Según K. Popper, se mueve de hipótesis en hipótesis, y se puede refutar a través de pruebas, siempre estableciendo verdades provisorias, a falta de otras mejores, hasta que el conocimiento avance. La visión de T. Kuhn en su Estructura de las Revoluciones Científicas es relevante. La ciencia avanza de paradigma en paradigma. Una verdad establecida entra en crisis por el nuevo saber; pero quienes están en lo antiguo se aferran a lo establecido y resisten el cambio, hasta que una nueva generación de científicos toma la posta.
En salud, el paradigma hoy es la Medicina basada en evidencia, es decir, no en opiniones, sino en ciencia dura. Las decisiones clínicas, así como las de salud pública, deben generar el mejor conocimiento. La pandemia enseña que esto no es fácil. ¿Justifica esto crear una CAD?
La experiencia prueba que controlar la búsqueda de la verdad es un error, sin mencionar el control de la prensa, sin la cual no existe democracia. La iniciativa local que crea una CAD gubernamental debe revertirse. Mediante decreto, no ley, se establece de facto una instancia a iniciativa de la cartera encargada de entregar “a las principales autoridades de gobierno asesoría comunicacional que permita identificar necesidades estratégicas y coyunturales y orientar la toma de decisiones para apoyar coordinadamente la gestión del Ejecutivo”, desarrollando la política pública sobre la base del análisis de los distintos conocimientos asociados a la relación entre la desinformación y el debilitamiento de la democracia. NO + CAD.
Por Jaime Mañalich, médico
Fuente: Latercera.com