Superioridad moral, Bonvallet tenía razón

Hace poco tiempo, en agosto de 2022, el ministro de Desarrollo Social, Giorgio Jackson, señalaba que: “Nuestra escala de valores y principios dista de la generación que nos antecedió”, en esa misma oportunidad rubricaba con la siguiente frase: “tenemos infinitamente menos conflictos de interés que otros que trenzaban entre la política y el dinero.” Explícitamente el joven ministro se paraba desde una altura de superioridad ética y desde ahí para abajo todos los que habían gobernado los últimos 30 años, fundamentalmente la Concertación, estaban signados por la corrupción, conflictos de interés, tráfico de influencias y nepotismo. Lo que el defenestrado ministro de la Segpres pretendía, era seguir instalando que ellos tenían una superioridad de moral política en la esfera pública, que los hacía impolutos, pero además de esto, más allá de que algunas de sus acciones fueran reprochables, Jackson y sus cercanos creían profundamente en su mesianismo de la moral política, estaban convencidos que si martillaban la idea de superioridad ética, el clavo de su blancura política finalmente entraría a las mentes de los ciudadanos, una estrategia comunicacional que les ha sido exitosa, no por nada llegaron a gobernar el país.

El movimiento estudiantil que surge en 2010, ha tenido una fuerte impronta comunicacional, donde las Redes Sociales (RS) han jugado un rol preponderante, esta generación surge en un contexto de la democratización de los medios de comunicación y las Tics, en eso le llevaron ventaja a las generaciones anteriores. Estos jóvenes nativos digitales, nacieron con el celular en la mano y su vida se ha concebido desde la instantaneidad de la noticia y las “cuñas” o frases rápidas para los medios tradicionales de comunicación, en todo esto sin lugar a dudas que tienen más “superioridad” que las generaciones anteriores que son, apenas, migrantes digitales.

En este contexto de las RS y de la inmediatez de las comunicaciones, señalar una cuestión en repetidas oportunidades instala una idea y construye un relato, como que esta nueva generación no está vinculada a hechos o situaciones reñidas con la ética pública. Sin embargo, no es tan así. Desde que estos jóvenes se aventuraron a la política, permanentemente se relacionaron con actos que atentaban contra la moral política y la tergiversación de la verdad; por ejemplo el propio Jackson el año 2019 comunicaba profusamente por distintos canales que: “Hace + de 5 años q recibo menos de la mitad de mi dieta líquida”, lo anterior fue desmentido por el propio Eduardo Bonvallet en programa de farándula, quien lo encaró por su mentira. La verdad es que Jackson no donaba su sueldo a una institución de beneficencia como él pretendía que se entendiera, lo que él hacía era depositar una parte de su sueldo en una cuenta de su partido RD para ser usado por asesores u ocupado en campañas electorales, tanto así que luego de este episodio la Comisión de Ética de la Cámara de Diputadas y Diputados sancionó al entonces diputado Jackson: “la comisión estimó que las declaraciones del diputado sobre la donación de la mitad de su dieta parlamentaria, en circunstancias que se trataba de un mecanismo de ahorro colectivo para financiar futuras campañas políticas, constituyó un engaño comunicacional donde se habría dado a entender un ánimo altruista que no existía”.

Pero este no es el único acto de los militantes de RD que afecta la confianza y fe pública, por ejemplo en julio de 2018 el partido restructuró su equipo de finanzas dado que habían presentado una rendición al Servel donde constaban bebidas alcohólicas y otras cuestiones, poco prosaicas, ocupadas en fiestas de los militantes de RD, señalando el Servel: “dichos gastos no se encuentran en el marco de las actividades propias de un partido”. Asimismo, han existidos innumerables casos en que militantes de RD se han visto envueltos en escándalos de caudales públicos, como fue el de Mario Rosenzvaig y las irregularidades financieras en la corporación municipal de Providencia por $6.925 millones, quedando finalmente con firma mensual y charlas sobre educación; otra situación fue la de Camilo Pérez, coordinador nacional estudiantil del partido, que apareció vinculado al escándalo del arreglo de partidos de tenis, según informó un reportaje de Canal 13 denominado: “Tenis Gate, la mafia de las apuestas”, en que se muestran arreglos de partidos de tenis en los que Pérez aparece involucrado.

Existen más casos, pero se perdería tinta relatándolos, cuando a esta altura está más que claro que Revolución Democrática es un partido cuyas acciones no se condicen con sus principios. Los militantes de RD han copado y coaptado al Estado, colocando en distintos cargos a familiares y amigos, se han vinculado a los negocios y la política, el caso de la Fundación Democracia Viva es sólo un ejemplo de aquello. Hasta hoy habían salidos libres de toda sospecha, porque se encargaban de salir jugando por medio de las RS o con medidas efectistas, como en julio de 2019 cuando presentaron 5 proyectos de ley , a través de los cuales proponen 30 medidas para combatir la corrupción.

De igual forma, la responsabilidad de su ascenso no es sólo de estos jóvenes, también son corresponsables muchos jerarcas de la ex concertación, quienes pusieron todas sus fichas en ellos, como el recambio lógico de jóvenes de una elite del “Redset” y les dejaron pasar todas estas “desprolijidades”, porque había que darles una oportunidad a estos jóvenes que tenían derecho a equivocarse y a refrescar la política, de igual forma contaron con el buenismo y complacencia de varios medios de comunicación.

Parece que al final de cuentas el único que pudo ver más allá de las apariencias de las RS, manejadas con tanta facilidad y maestría por estos políticos millennials, fue Eduardo Bonvallet; en mayo de 2015 en el programa “Vértigo” de Canal 13, participaban entre otros Jackson y Bonvallet, en la sección “El muro de la verdad”, la animadora Cecilia Bolocco le preguntó al joven diputado por su iniciativa de reducir el sueldo de los parlamentarios, Jackson aseguró que recibía alrededor de 9 millones de pesos, ante lo cual Bonvallet le espetó “¿No te da vergüenza?”, sin embargo, Jackson retrucó, asegurándole que desde marzo del año anterior donaba la mitad de lo que recibía. Sin embargo Bonvallet no le creyó y volvió a la carga: “Me cargan los mentirosos y los políticos”, y agregó “tú (Jackson) y la Camila Vallejo se han opuesto a que les bajen sus remuneraciones, déjate de mentir, me tienes aburrido”.

Al final de todo esto, Revolución Democrática y su líder Giorgio Jackson, cuya moral política los instalaba sobre cualquiera en la esfera pública, no era tan así, sólo Bonvallet tenía razón, se acostumbraron a mentir y la mentira se hizo costumbre.

Por Andrés Jouannet, diputados del partido Amarillos por Chile.

Fuente: Latercera.com
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